Homenaje

En memoria de todas aquellas escritoras que, en silencio, tomaban pluma y papel para expresar todos los sentimientos que llevaban dentro. Algunas tuvieron el reconocimiento merecido, otras, se perdieron tras su anonimato. Nos quedan sus obras para descubrir que construyeron un mundo nuevo. Era el inicio de algo, que sin ser conscientes, iba a perdurar hasta nuestros días. Deseos de libertad, sentimientos encontrados, amores imposibles marcarán sus vidas. Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, una trayectoria apasionante e inolvidable.

sábado, 19 de febrero de 2011

Dino Campana per Sibilla Aleramo, In un momento

Sibilla Aleramo y UNA DONNA

A principios del siglo XX, en 1906, ve la luz una novela que marcará en Italia el inicio de un movimiento que perdurará hasta nuestros días: el feminismo. Una donna será la obra que consagrará a Rina Faccio como escritora dentro del Novecentismo italiano.
La novela será el punto de inflexión en su vida, una vida marcada por la búsqueda de libertad, el reconocimiento y la desesperación. Sus vivencias personales son reflejadas como en un espejo convirtiéndose así en una obra autobiográfica. Pero quizás, lo que más llama la atención es el recibimiento que se le dio a la novela. Tras ser publicada se tradujo a muchas lenguas, en España fue en 1907 pero tuvieron que pasar muchos años para que volviera a ser publicada ya en 1976.
Aunque Sibilla Aleramo, pseudónimo que adoptó tras la publicación de la obra pues fue el renacer de una nueva mujer, ya había escrito colaborando en periódicos y revistas de Italia, hasta mediados de siglo no obtuvo reconocimiento internacionalmente. La obra significó una renovación no sólo para ella sino para la sociedad del momento, una sociedad donde la mujer estaba relegada fuera de la cultura y alejada de todo contacto intelectual.
Una donna se convirtió en un símbolo para la propia autora ya que en la obra observamos cómo ella misma evoluciona y gracias a esa evolución es capaz de tomar las decisiones más difíciles y duras de su vida. Será ejemplo de superación personal pues salvará todos los obstáculos impuestos por una sociedad de la cual ella misma quería huir, una sociedad llena de convencionalismos y tradiciones donde no se daban cabida a los sentimientos. Será ese sentimiento fuerte el que estará presente hasta el final de sus días y que dirigirá su vida y su obra.
La novela, autobiografía existencial de la autora, cuenta el inicio de una vida de matrimonio después de la experiencia traumática del abuso sexual. La protagonista,  después de haber vivido la vejación y el insulto, se centrará en el logro de un crecimiento existencial heroico; proceso que la lleva a convertirse en escritora y en una verdadera mujer. El nacimiento de la nueva mujer, conlleva, sin embargo, la pérdida de su hijo, quién según la legislación de entonces, debía quedar únicamente en manos del padre.
Cuando se habla de “novela autobiográfica” hay que tener en cuenta que con esta etiqueta englobamos tanto los géneros codificados por la tradición literaria (memorias, autobiografías, confesiones), como los géneros que han gozado de menos consideración (cartas, diarios, cuadernos de apuntes), y también muchos otros textos que sus rasgos no coinciden con lo que el canon establece. En Sibilla Aleramo el intercambio de papeles entre persona y personaje, o mejor, la voluntad de borrar los límites entre el texto y la vida, responde a una elección estética cultural y personal. No hay que olvidar que fundir vida y literatura era uno de los objetivos de la vanguardia italiana de principios de siglo XX.
   Es un texto dotado de un elevado poder interpretativo que se ve  incrementado cuando pretendemos desenterrar la voz de la mujer, silenciada históricamente, con el propósito de reconstruir su identidad a lo largo del tiempo. Debemos leer entre líneas, reconsiderar el valor de las cosas dichas para comprender las dimensiones reales de una identidad silenciada y marginal.

Sibilla Aleramo

Ma sì, sempre
Sento che sorrido,
intenerita,
c’è pudore e c’è grazia puerile
in questo che m’investe,
sola,
tremore improvviso,
oh luce tra le rame gemmate,
sera che avvicini la primavera,
sento che sorrido,
intenerita,
così tersa così lieve e presente
la vita,
con un suo senso anch’essa di casto bene,
ridente,
di un’ora che torna, torna, ma sì, sempre
di un’ora sospesa,
oh nuova!